En más de una ocasión hemos hablado de metales que, por sus características o usos, se han convertido en el más caro del momento o en el más deseado. Hoy, desde Recuperaciones Manuel Grueso os queremos hablar de uno de ellos: el rodio.
Este metal, procedente de la familia del platino, es bastante complicado de conseguir y, desde que el año dio comienzo, ya se observó que su precio había subido hasta en más de un 30%. Esto quiere decir que durante el último año su precio se ha multiplicado por 12, elevando así la cotización de cada onza (cuyo peso es de 28 gramos) hasta más allá de los 8.000 dólares. Esto lo convierte, por tanto, en el metal más caro del mundo.
Sin embargo, ¿cuál es la razón de que se haya vuelto tan necesario? Sabemos que el rodio es un material difícil de obtener, como decíamos antes, y, además, es escaso. Sin embargo, su principal aplicación se encuentra en la industria automovilística, lo que hace que sea tan demandado.
Para todo aquel que no sea mucho de coches, hay que señalar que el rodio está presente en los catalizadores de los vehículos y se encarga de que estos emitan menos contaminación a la atmósfera. Así que, dada la exigencia de la Unión Europea o China para que el nivel de emisiones se reduzca, los fabricantes optan por usar el rodio para poder cumplir con dicho propósito, lo que supone que se eleve su precio y, por tanto, se eleve tanto su precio.