¿Sabíais que las tarjetas de crédito, cuando caducan, deben gestionarse de forma adecuada porque contienen materiales férricos? Hoy, desde Recuperaciones Manuel Grueso, queremos hablaros de ello.
Las tarjetas de crédito son un residuo de aparatos eléctricos y electrónicos, es decir, un RAEE. Dado que tienen chips, deberían ser depositadas en puntos limpios para hacer posible su reciclado. Pero a pesar de ello, es una acción poco practicada, sobre todo por desconocimiento, y es habitual que que las tarjetas acaben en el contenedor amarillo o al de resto.
No obstante, las tarjetas son fabricadas con plásticos, PVC generalmente, además de cadmio y otras sustancias nocivas que pueden contaminar suelos y agua si llegan a un vertedero.
Para poder llevar a cabo la correcta gestión de estos objetos, tendrían que ser depositadas en un contenedor creado para ello y, una vez recogidas, se triturarían para entrar en dos procesos de segregación: primero la metálica y, después, la que separa metales férricos de los no férricos.
Llegados a ese punto, se dan otras dos fracciones: el plástico y el chip. Así, los distintos materiales podrían ir al mercado de materias primas secundarias para tener una salida u otra. Los metales, por su parte, podrían acabar en fundiciones, mientras que el silicio de los chips podría transformarse en componente de otros equipos, como paneles solares o baterías.