Como ya os hemos mencionado en varias ocasiones, en Recuperaciones Grugar somos expertos en la gestión de los materiales férricos, los metales más utilizados. Sin embargo, los que resultan imprescindibles son los no férricos, entre los que se encuentran el cobre y el aluminio, dos metales muy frecuentes en muchos objetos que usamos cotidianamente. Hoy, teniendo esto en cuenta, queremos recordaros la clasificación de estos.
Clasificación de los metales no férricos
Los metales no férricos se podrían clasificar en tres grupos, que serian los siguientes:
- Pesados: Tienen una densidad igual o mayor a 5 gr/cm3 y entre ellos podemos encontrar el ya mencionado cobre, el estaño, el plomo, el cinc, el níquel, el cromo y el cobalto.
- Ligeros: La densidad de los que se encuentran dentro de este tipo está comprendida entre 2 y 5 gr/cm3. Ente grupo están el aluminio y el titanio.
- Ultraligeros: En este caso, la densidad de los materiales es menor a 5 gr/cm3 y los metales no ferrosos que podríamos hallar en este grupo son el berilio y el magnesio. El primero no es habitual encontrarlo en estado puro, sino que más bien sería como elemento de aleación.
Cabe destacar que todos estos metales no férricos en su estado puro son blandos y que tienen una resistencia mecánica muy reducida. Es por esta razón por la que, para mejorar sus propiedades, los metales puros suelen alearse con otros.