¿Hierro dulce o hierro forjado, cuál es mejor? Cuando nos hacemos esta pregunta, en realidad, no hay que hacer distinción alguna ya que son el mismo material llamado de diferentes formas. La razón de que reciba este último nombre se debe a que puede ser martilleado y forjado al rojo vivo, lo que significa que se suelda por forja y no se templa o endurece al enfriarlo bruscamente. Por lo general, se funde a una temperatura de 1500°C y es poco tenaz. Hoy, desde Recuperaciones Grugar queremos recordaros algunas de sus características.
¿Qué caracteriza al hierro forjado?
El hierro forjado es muy maleable, tiene una gran resistencia a la tensión, y tolera ser estirado y doblado. Por otra parte, contiene menos carbono que el hierro colado.
Para fabricarlo hay que añadir óxido de hierro al arrabio fundido hasta que el propio hierro se termine volviendo menos puro y fluido. Así, cuando se encuentra en un estado semi-fundido, estará listo para trabajarse con el martillo y posterior estirado.
Antiguamente no se hacía así, pero hoy en día contamos con muchos avances que nos permiten trabajar con el hierro forjado más fácilmente. Para que os hagáis una idea, antes del siglo XVIII casi todos los objetos de hierro se forjaban a mano: pestillos, manijas, cerraduras, bisagras, rejas, pasamanos, etc. Estaba presente en muchos de los objetos que seguimos usando en la actualidad, pero a diferencia de aquel tiempo, ahora el hierro forjado se usa más bien sólo para la decoración.