El acero inoxidable cuenta con muchas ventajas, pero hoy, desde Recuperaciones Grugar, hoy os queremos recordar lo que se respecta a sus orígenes además de su composición.
Origen y composición del acero inoxidable
Antes de nada, es importante destacar que no es un metal común, ya que es bastante diferente, aunque si que hay un aspecto en el que no difiere del resto de aceros: su componente principal, el hierro. Gracias a esto es por lo que se forma la aleación al añadir una pequeña cantidad de carbono.
Cuando el acero inoxidable se inventó a principios del siglo XX, se descubrió que éste tenía una cantidad muy pequeña de cromo añadido al acero común; esto le daba un aspecto brillante y, a su vez, lo hacía muy resistente a la suciedad y a la oxidación. Dada esta resistencia, se la terminó denominando “resistencia a la corrosión”. Por ello, y desde aquel instante, al acero inoxidable se le ha considerado como un acero especial.
En lo referente a su composición, se puede observar que tiene una aleación de acero que oscila entre el 10% y el 12% de cromo, los mínimos para que un acero pueda tener propiedades inoxidables. Del mismo modo, también es posible que el acero inoxidable tenga otros metales, como podría ser el níquel o el molibdeno.