Como sabéis, una aleación no es un metal puro, sino que es la formación de un elemento con propiedades metálicas en base a metales y hoy, desde Recuperaciones Manuel Grueso, queremos hablaros de cuáles son las comunes.
Empezamos hablando de las del hierro, que se usan mayormente en el sector de la construcción. Suelen tener pequeñas cantidades de carbono, más o menos sobre el 0,03% y el 1,2%, y de magnitudes como el manganeso o el silicio, yendo éstas del 0,25% al 0,7%. Otros materiales que también podemos encontrar en esta aleación son el azufre y el fósforo, que no sobrepasan el 0,050%. Debido a esto, reciben el nombre de aceros al carbono o aceros ordinarios de construcción. No obstante, si en la composición hay otros elementos, se llamarán aceros aleados.
Las aleaciones de cobre, más pesadas que las de hierro, tienen una temperatura de fluencia elevada, y su relación entre peso y resistencia es típicamente inferior a las que presentan las aleaciones de aluminio o magnesio. Éstas últimas, junto a la aleación de titanio, se consideran aleaciones más ligeras.
La aleación de aluminio contiene una densidad de 2.70 g/cm3, razón por la que el aluminio se utiliza cuando el peso tiene una consideración capital. Normalmente, esto es algo que ocurre en la industria aeronáutica y de automoción.
La aleación de magnesio, por su parte, tiene una ligereza extraordinaria. Es mucho menos densa que el aluminio (1.74 g/cm3), aunque hay que destacar que su precio suele ser más caro que el anterior metal. La de titanio es también bastante ligera si hablamos de metales y aleaciones (4.54 g/cm3), pero en este caso nos encontramos de igual forma con un coste es bastante elevado por la reactividad que conlleva y lo difícil que es extraerlo y transformarlo.
En nuestra siguiente publicación os hablaremos del resto de aleaciones más comunes que podemos encontrar.