Desde Recuperaciones Manuel Grueso, hoy queremos hablaros de un material que puede resultar muy útil y que está más presente de lo que se podría pensar: el estaño.
Este metal, para quienes no estéis relacionados con él, es de color plateado, maleable, de difícil oxidación y con una gran resistencia a la corrosión. Es frecuente que se utilice en muchas aleaciones para recubrir otros metales, evitando así que estos puedan llegar a oxidarse.
Este metal se extrae de un mineral llamado casiterita, en el que se presenta como óxido de estaño o dióxido de estaño. No obstante, para que se pueda usar, primero se tiene que moler y se enriquece en dióxido de estaño por flotación. Después se tuesta y se calienta con un coque en un horno, obteniendo ya el estaño tras este proceso.
Otro dato interesante acerca de este metal es que, en estado puro, tiene dos variantes: el gris y el blanco. De igual forma, entre sus principales aplicaciones, encontramos su uso como revestimiento protector del cobre, del hierro, y de otros diversos metales utilizados en la fabricación de latas de conserva, aunque también sirve para hacer menos frágil el vidrio. Del mismo modo, es frecuente emplearlo en aleación con el cobre para hacer bronce, o para el recubrir el acero, entre otro mucho más usos.